Hay palabras
que se anudan tensas a los labios
como eco de mar
en sordo caracol olvidado
antes de nacer.
Hay caricias
que se quedan pegadas a los dedos
como resina vieja
de un árbol que comenzó a perder sus hojas
antes de nacer.
Hay ofrendas
que se desmoronan marchitas e ingrávidas
y mueren en capullo
escondidas en insospechado limbo
antes de nacer.
Hay deseos
que golpean encerrados en el vidrio de los ojos
y luego caen
como plumas hojas pétalos ecos sin palabras
antes de nacer.
Y siempre
en los cuatro puntos cardinales de mi cuerpo
calor-manos-fruta-corazón-esperando siempre
antes de nacer.
miércoles, 25 de enero de 2012
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