Una vez, en Varadero, y cuando digo Varadero digo Cuba, y cuando digo Cuba digo la entera, la valiente, la que construye fachadas para la exportación pero continúa por dentro entera, con toda el hambre entera, la solidaridad entera, la desesperación entera, la dignidad entera, los poemas enteros de Guillén y de los otros, y entera la bailarina ciega y entero el anhelo de lograrlo todo más allá de las balsas y entero el grito casi piedra de tanto repetir – ¡seguimos…! pues digo que una vez, en Varadero, y cuando digo Varadero digo Cuba… vi el más hermoso sol poniente, y el más apacible mar acuarela verde aguamarina… y entre sol y mar, rojo claro derritiéndose en el agua, sólo pude respirar hondo, como pocas veces hondo, y yo, la que no creía, dije: - ¡Dios, qué hermoso, gracias!
viernes, 15 de julio de 2011
jueves, 14 de julio de 2011
Silencio III, de "Ciudad de Cáñamo"
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