Piel inconforme

Un espacio para sentir, disentir, para disfrutar de aguas internas, o ríos, o mares... Para buscar las sombras de todos los árboles y aprender de su silencio... También para compartir el casual color de las cosas impreso en el papel húmedo o el lienzo... Y , ¿por qué no? para que hablemos sobre lo que pasa, o sobre lo que creemos que pasa...

"¡De la abundancia del corazón, habla la boca!"

miércoles, 21 de abril de 2010

Racimos de Soles...

La mimosa… La semilla de mimosa es importante. Yo no sé si podrá crecer un árbol de mimosa, en otras latitudes, como aquí. La mimosa del Mediterráneo entero. El Mediterráneo fenicio, el griego, el romano, el de azulejos etruscos, el real, el no construido, la mimosa del Mediterráneo sin atracaderos, ni muelles, ni malecones, ni astilleros. No sé si podrá crecer un árbol de mimosa en estas u otras latitudes. No sé.

Yo quiero traerme un racimo de soles pequeños llamados flor de mimosa. ¿Los conoce? Motitas amarillas, caricias pequeñas que crecen por montones, acumulándose en racimos que parecen querer cobijarte… Quiero traerme ese racimo de soles pequeños que ha iluminado tanto de mi vida!

Racimos amarillos de mi primera vida, de mi pequeña vida primera. Racimos de soles de mimosa. Hermosos rayos tornasoles en veladura. Rayos de sol cotidianos como el desayuno. Copos de sol, antes que la nieve. Antes que los fríos soles blancos. Antes que los fríos copos de nieve de mi vida segunda.

Quiero un árbol de mimosa, entero, en la palma de mi mano. Con todas sus flores. Que no le falte ninguna.

Tal vez mi árbol de mimosa crezca también, como un milagro, en una vasija de guaitil.


Mariamalia Sotela, 2007


martes, 20 de abril de 2010

Acuarela I

Respiro
y el cielo
va entrando
a pedacitos
por la nariz

¡Debo estar toda pintada
de azul por dentro!

(Del Libro Ciudad de Cáñamo, 1972, Círculo de Poetas Costarricenses)

Marina: Cocles desde Playa Chiquita




Acuarela a pliego entero, grano medio... Agua, mucha agua. Sol y mar en el recuerdo, mucho de ambos ingredientes...
Rose madder, el secreto de la arena. Azul ultramar para la lejanía... Porción mínima de cobalto para el cielo.... Y la duda ante los verdes: Phthalo intenso, verde Hooker profundo, verde cinabrio oscuro... Y siempre cocinarlos con algún cálido rojizo para que respiren, se maticen, se entrelacen en las ramas y vivan.

Y las algas y las rocas... azules, ocres y verdes... Transparencias, veladuras, y siempre, el blanco y la luz...

lunes, 19 de abril de 2010

Proeza

Proeza


Estoy empujando el alma
para que no se salga
por los ojos
delante de la gente.

Estoy sosteniendo
mi esqueleto
para que no se caiga
mientras aprendo la proeza
de vivir sin vértigo.

Estoy tratando de adentrarme
por los ojos, desde afuera,
y ver mi pulpa
y mi semilla,
más allá de esta piel empecinada
en conciliarme.

Ya no sé si soy
piel o si soy fruta.
qué sabor tienen mi raíces
nunca supe
de tanto desgajarlas.

Quisiera ser melón
y coco y guaba.
guanábana quisiera
y no mujer
sin pulpa y
sin semilla
de tanto resembrarme en el olvido.

Deberé botar mi piel,
pero de veras,
y remontarme el esqueleto desde abajo
por cada uno de mis huesos
y olerme poco a poco
y escuchar mi soledad
y sostenerme.

Luego,
si es posible, no cantar
nunca más
una mentira.
Y entonces
salir
a comenzar.

El necesario proceso de cocción




Después de la disección, el amor gana.

Después de esas operaciones a corazón abierto, donde vemos latir los sentimientos, los reclamos mudos, las músicas de todas las ilusiones, las reales y las no cumplidas, los engaños, los regaños, las uvas, los peces, las ventanas abiertas y las cerradas, la lluvia afuera, la lluvia temprana adentro de nosotros, la que moja la ropa y el alma, la lluvia a veces adentro de la casa y escondida adentro de los ojos presionando el plexo. Y las galletas listas, pero el horno frío. Y la chimenea completa, abierta, esperando.

Y las historias casi nunca enteras, siempre la veladura, como un virus. La veladura que distorsiona la verdad. Y en ese punto, el álgido, desfilan los condenados a la hoguera del momento, como a suertes, como en la ruleta: hoy tú, mañana yo, y luego ya incontrolable, la vorágine nos lleva marcha atrás y ahora a la hoguera, los de antes, los no conocidos, los cargadores de genes, los del estandarte de la herencia… ¡A veces con laureles y a veces a la hoguera…!

Y el amor esperando para brindar por la reconciliación, por la lágrima fresca y nueva, no como la de Nerón, por favor, sino como la del agua de la eterna juventud, esa lágrima que es como una comunión, la comunión de verdad, la del perdón, la de la redención de todo, la que podemos usar en una receta tan rara…

RECETA: Se coge toda la historia, toda. Se junta, se revuelve, se amalgama, se envuelve en una hoja de lo que cada uno quiera, y se ata. Puede ser con un lazo de seda o con un bejuco, como quiera, y se le echa una gota de amor, es decir de lágrima. Se espera un tiempo breve, muy necesario para la cocción del sentimiento.

Cumplido el tiempo de cocción, del fuego, todo se hace nuevo, todo nace. Todo. Y uno respira a todo pulmón, se ríe, o sonríe, o lanza una carcajada limpia, según receta personal y abraza por fin, su mundo.

Desarraigada




No conozco el ancestro, la relevancia de la mirada, ni las usanzas… No entiendo el acento o la intención. No entiendo cómo nacen las frutas por estas latitudes, ni de dónde las aguas.

No sé por qué es importante saber los nombres y los nombres de los nombres, y los nombres de los nombres de los hombres… hasta la 5ª generación. ¿Tanto miedo a la no pertenencia? ¿Tanto miedo a nada más ser algo tan individual y específico como vos o yo, aquí y ahora…?

Yo no sé nunca cómo se llama nadie. Sé que los amo, que me forman parte… Nos formamos, nos tejemos, nos entretejemos entretelones, nos sostenemos, y pocas veces nos desechamos.

No entiendo tampoco a las flores tan grandes y en los árboles. Tan raras, como pájaros enormes, recelosos y estáticos. Me gustan sus semillas, pero “me recelo” porque no sé qué me ocultan.

Sé que cada vez soy menos extranjera. Otros fueron mis códigos- significantes - flores – paisajes – tactos - archivos - historias… Y mis recuerdos desmembrados… Veranos – otoños - pubertades - adoquines. Pero estoy aquí.

Nunca nada pudo ser del todo porque me arrancaron y aquí nada nunca.
Aparte de todo lo que fue. Que es todo.